El Sacramento de la Misericordia
En la Confesión se perdonan los pecados y se hace penitencia. La penitencia es tanto para compensar los pecados ya perdonados como para ayudar a preservar al penitente de futuras caídas. Todos los pecados mortales que uno recuerda desde su última buena confesión deben confesarse tanto en especie como en número. También se pueden confesar los pecados veniales.
El dolor debe ser por un motivo sobrenatural (temor filial a los castigos de Dios y/o amor filial a Dios que ha sido ofendido). Se debe incluir algún propósito de enmienda con el verdadero dolor (resolución firme de no volver a pecar y eliminar cualquier obstáculo/ocasión que pueda y deba eliminarse).
Recuerda los 5 Pasos para hacer una buena confesión:
1) Descubre tus pecados con un examen de conciencia
2) Ten lástima por ellos
3) Decídete a no volver a pecar
4) Confiesa tus pecados al sacerdote
5) Haz la penitencia que él te da
Los visitantes que no estén familiarizados con el rito latino tradicional no deben preocuparse, ya que el sacerdote sólo dice en latín las oraciones de absolución. Después de arrodillarte en el confesionario, comienza con alguna fórmula habitual como: “Bendice, padre, porque he pecado. Mi última confesión fue [mencione cuánto tiempo pasó desde la última confesión] y estos son mis pecados…” Si necesita ayuda, consejo o tiene alguna pregunta, no tema preguntarle al sacerdote.
Después de escuchar su consejo/advertencia, reza tu acto de contrición cuando él te lo indique y comienza tu penitencia después de salir del confesionario.
Los horarios de confesión están publicados aquí.